15 junio 2007

El Bar de mis pecados

Creemos que el amor se esconde al final del verso mas triste y que la tristeza, fiel compañera, es el condimento indispensable necesario para la receta creativa. Es por eso que escribimos lo que no podemos decir. Por eso que tampoco cantamos, ya que carecemos de auditorio.

Pero sí nos damos el lujo de compartir unas copas en el Bar de mis pecados. Ese que queda ahí... En la calle empedrada donde rara vez hay sol. Donde siempre atiende el mismo mozo y en algunas mesas conviven ciertos personajes que ya nos empiezan a resultar familiares. No sabemos quienes son, pero nos caen simpáticos.

Vuelvo a mi papel de cronista y centro la atención sobre aquel viejo de mirada triste e intento comprender su relato.

[...] De pasiones podría hablarle largo y tendido. Acabo de cumplir mis primeros noventa y un años. Nunca antes hubiera soñado que, a esta edad, la lucidez se mantendría cual sol de noche. Aprendí con el paso del tiempo a comprender el gestual lenguaje de los amigos que a uno le advierten que el relato enunciado ya ha sido contado la semana pasada.

"Sabio" me dicen los jóvenes de cincuenta. Y yo hablaba con ellos asegurándoles que las pasiones efímeras son las verdaderas. Quien podría soportar la carga de una pasión eterna? Nos amigamos con las pasiones lejanas, unicamente porque lejanas son. Ni a mis veinte tuve un amor cuya llama durara mas que una brisa de verano, pero cuando esa brisa soplaba se tornaba incomparable.

El viejo comienza a tararear "Es la luz de una estrella que ya se apago... Su recuerdo es tan solo ilusión...". Y prosigue con su relato. No sabe si lo escuchan, y menos le importa.

[...] No se porque les cuento estas cosas. Los jóvenes ya no escuchan a los viejos. Solo los observan cual reliquias en museos del tiempo. Y esta bien! Yo no podría nunca escuchar -a mis noventa y un años- a alguien que me llevara mas de seis décadas de ventaja. Les hablaba de la pasión.

Quien se enamora cree haber conquistado el nunca jamás! Cuando la pasión del amor detiene el curso del tiempo y las distancias dejan de existir (o bien se acortan) uno se vuelve pleno. Pero como el sentimiento es efímero y de los sueños uno irremediablemente despierta, las agujas continuan con su eterno tic tac. Y ahi es que uno envejece.

Creo que se quedó dormido mientra entonaba una vieja cancion que decía "Al amanecer algunos ojos eran de la oscuridad, y huyeron hacia las tinieblas del ayer, con un puñado de semillas por sembrar, con un puñado de promesas por crecer".

Dejémoslo descansar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pido prestada una cancion, para compartirla con vos viejo amigo:

Estoy buscando una palabra
en el umbral de tu misterio.
¿Quién fuera Alí Ba-ba?
¿Quién fuera el mítico Simbad?
¿Quién fuera un poderoso sortilegio?
¿Quién fuera encantador?

Estoy buscando una escafandra,
al pie del mar de los delirios.
¿Quién fuera Jacques Custeau?
¿Quién fuera Nemo el capitán?
¿Quién fuera el batiscafo de tu abismo?
¿Quién fuera explorador?

Corazón obscuro,
corazón con muros
corazón que se esconde,
corazón que está donde,
corazón en fuga,
herido de dudas de amor.

Estoy buscando melodía
para tener como llamarte
¿Quién fuera ruiseñor?
¿Quién fuera Lennon y McCartney,
Sindo Garay, Violeta, Chico Buarque?
¿Quién fuera tu trovador?

Corazón obscuro,
corazón con muros
corazón que se esconde,
corazón que está donde,
corazón en fuga,
herido de dudas de amor.

Anónimo dijo...

...Entre mis sueños queridos.

Gracias por sentir lo mismo que yo.